miércoles, 20 de julio de 2011

Los parados, culpables de todos los males


 Uno de cada cuatro parados que fueron inspeccionados en 2010 cometió fraude, un parado desesperado secuestra a los dueños y empleados de un bar, las aseguradoras han lanzado una campaña a bombo y platillo que culpabiliza en gran medida al desempleado del aumento del fraude, los comercios vienen denunciando desde hace tiempo el hurto famélico atribuido a quien no tiene recursos. Demonizar al parado se ha convertido en el deporte nacional. Los parados son culpables de todos los males. De los de ahora y de los venideros. Cuando en 2012 llegue a La Moncloa un presidente conservador y un Gobierno neocon –como dicen los cursis- la culpa será también de los desempleados. Fueron traicionados por los defensores del ‘estado del bienestar’.
   Lástima que el actual ministro de Trabajo, con pasado sindicalista cargue con sus encuestas poco rigurosas contra los más débiles:
No viene mal hurgar en las hemerotecas y ver como actúa un desempleado en situación límite. Desde luego no pide un Porsche cayenne como el parado desesperado del madrileño barrio de Vallecas. Lean lo que sigue:

   El paro violenta la mente del ciudadano, desvirtúa la relación con la familia y el entorno y lo contamina todo. El ‘pirómano del INEM’ - como fue bautizado C.T., el parado de larga duración que había agotado el cobro del subsidio, - incendió en Madrid dos oficinas en un solo mes. (El parado pirómano vuelve a la carga. Abc, 05.09.1997). Para justificar su acción declaró que prefería la cárcel antes que perder su dignidad pidiendo limosna. De nuevo la dignidad es la excusa para tratar de justificar acciones violentas. El ‘pirómano del INEM’ excusó su acción para no convertirse en un pobre de solemnidad. Pero ante su acción reprobable la opinión pública lo denigró con el citado apelativo. Su abogado defensor alegó ‘enajenación mental’ para justificar su anómala conducta. El Tribunal que le condenó a cinco años y tres meses de prisión sostuvo que C.T. “presenta un trastorno de personalidad con rasgos de tipo paranoide” que le afectó en el momento de ejecutar su alevosa acción.
    Meses después otro desempleado, C.L., también en la capital, roció con gasolina a un funcionario y sacó un mechero, que trató de encender varias veces, al tiempo que gritaba: “Te voy a quemar a lo Rambo”. Un tercero, F.L. remitió a su empresa un paquete fingiendo que era una bomba de ETA para exigir la readmisión inmediata de cinco trabajadores despedidos. La crisis provocará más estragos mentales y consecuencias perjudiciales entre los hombres que entre las mujeres. “El hombre vive como una ruina no ser capaz de dar la talla, no poder alimentar a su familia”, subraya Juan José López-Ibor, catedrático y director del Instituto de Psiquiatría. Un diagnóstico en el que coinciden varios eminentes psiquiatras. En épocas de grandes convulsiones la depresión, el suicidio, el alcoholismo y los episodios de violencia, además de enfermedades como los infartos agudos de miocardio, se registran más entre los varones.

   Hace más de un año (11.05.10) la prensa catalana adelantaba en la Red la agresión sufrida por la alcaldesa de Roses (Girona) por un parado. El detenido había trabajado en la Fundación municipal Ayuda al discapacitado de Roses, pero le habían despedido y, desde entonces, reclamaba al consistorio un puesto que, según él, le habían prometido. Jaime S., que hace semanas que se manifiesta delante del consistorio pidiendo empleo, ya había amenazado a la alcaldesa hace unos meses y ésta le denunció en febrero, según la versión del consistorio. Y ahí más.