La mentira tiene las patas muy cortas. Pese a la verdad de este
antiquísimo y respetado refrán, cada vez hay más mentirosos en todos los
órdenes de la vida. ¿Es rentable mentir? Los que mienten asiduamente lo tienen
claro y ya ni se plantean la pregunta. ¿Rentable? Y hasta debe ser honorable,
tal como están los tiempos. El que no miente no existe, no cuenta, no tiene
lugar en la sociedad.
Se empieza por usarla para evitar un mal mayor (armas de destrucción
masiva en Irak, ¿recuerdan?) y se acaba por convertirla en un digno oficio. El
todo vale se aplica masivamente en los conflictos donde hay en juego intereses.
Sucedió en Irak, sucede en Libia (en este blog recogimos las 10 mentiras sobre
Gadafi) y se aplica a rajatabla en los países en crisis. En nuestro país, de ello da cuenta un escritor que, abrumado por los hechos, escribe certeramente sobre ‘La
verdad de los mentirosos’. ¿Trampa para intelectuales? No, aquí hay verdades como
puños. Lástima que el diario que publica el artículo no haya dado lugar a un
debate público abriendo una sección de comentarios. Tal vez sus responsables se
sientan en parte aludidos (las mentiras menudean en su entorno) y estén
sonrojados. Esta es la pieza:
Son libres de buscarle los tres pies al gato. Y más ahora que ante el
20-N, la MENTIRA
dejará a la verdad en su sitio. En la nada más absoluta. Hoy, 26 de septiembre, un periodista escribe lo que parece un epitafio: "No soportamos a los pájaros de mal agüero, preferimos al dulce mentiroso. Por consiguiente, es muy probable que la gran víctima de las polvorientas elecciones que se avecinan sea la verdad". Aquí está el enlace:
http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20110926/54222089881/el-dulce-encanto-de-la-mentira.html
http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20110926/54222089881/el-dulce-encanto-de-la-mentira.html