viernes, 7 de octubre de 2011

Estado de ánimo


   “Estoy aquí porque perdí el trabajo hace un par de años”, confiesa un paciente que asiste a un grupo de terapia en una unidad médica localizada en Cataluña. Está en tratamiento y no acaba de recuperarse. Y tardará bastante en hacerlo. Su mujer, que padece fibromialgia, acaba de ser despedida. El futuro no puede ser más desalentador. A continuación toma la palabra una mujer que, agobiada por las deudas, tuvo que cerrar su peluquería. “Ahora limpio pisos. Trabajo sí, pero me gustaba más ser peluquera. No me siento bien con lo que hago”. La mujer da rienda suelta a su estado emocional. Una vez que se ha desahogado está más tranquila. 
   Las enfermeras que escuchan a estos pacientes con depresión son conscientes de que no pueden arreglar el problema causante de la angustia, sólo ayudar a manejar las emociones o, si se presentan síntomas patológicos, tratarlos. A menudo, son casos en que sólo hablar ayuda. Los pacientes acuden como último recurso, cuando comprueban que la familia no entiende su problema. Las consultas psicológicas por motivos relacionados con la crisis han aumentado. (Los políticos miran para otro lado)