viernes, 16 de diciembre de 2011

Más vale perder un ojo…


   Más vale perder un ojo…pero esta vez perdió los dos. "Mejor  estar  ciego  que vivir  sin dignidad" .  Este lamento se viene repitiendo/escuchando desde la noche de los tiempos. 
   El activista egipcio Ahmed Harara fue cegado dos veces en su lucha por la libertad. Perdió un ojo en las revueltas de febrero y el otro, en noviembre pasado. En la defensa de su dignidad, 1.200 personas perdieron parcial o totalmente la vista en Egipto. En España, hace 17 años, un trabajador que reivindicaba su derecho a no perder su puesto de  trabajo perdió brutalmente un ojo por una pelota de goma lanzada por la policía. Gobernaba Felipe González y su equipo económico puso en marcha lo que consideró una necesaria reconversión industrial, calificada de ‘salvaje’ por muchos trabajadores.
  “Lo del trabajo me preocupa, pero lo peor que tengo ahora encima es ver cómo puedo encajar esto...», confesaba sollozando Norberto Prados, según crónica firmada por Gustavo Catalán en El Mundo. Mientras que con una mano seca las lágrimas de su único ojo, añade: «A alguien le tenía que tocar la china y ha sido a mí». La ceguera ha convertido a Harara, un joven dentista de 31 años, en nuevo símbolo de la protesta egipcia. Lo dejaron ciego, pero, según sus palabras, "con la frente alta". Dignidad que cruel/bella palabra que ambos levantan como una bandera.

  Hace 17 años las consignas de los trabajadores de Santana Motor atronaban en el centro de Jaén, frente al Gobierno Civil. «Ojo por ojo, diente por diente» o «ese ojo lo vamos a vengar», gritaban los casi mil trabajadores concentrados. Conscientes del riesgo que corrían, los manifestantes que ocuparon la plaza Tahrir en interminables jornadas de lucha trataban de proteger sus rostros de todos los modos posibles: con máscaras compradas o improvisadas y hasta con anteojos de buceo. Alguien adornó al majestuoso león que vigila un puente sobre el Nilo con un parche en el ojo. Y el símbolo se repite en otros monumentos y murales. En la prensa española, tan ciega, no han dado ni una línea sobre Harara. Se le menciona de pasada por ser uno de los personajes del año de la revista "Time". Únicamente en un foro del diario Público un participante le recuerda con cariño.

   Los manifestantes, desbordando una plaza que Harara ya no podrá ver, lo aplauden, lo abrazan, lo felicitan. Alguien colgó de un poste de electricidad un cartel: "Nosotros somos tus ojos, Ahmed Harara", cuenta america.infobae en una crónica sin firma. "Fui alcanzado por esquirlas en el cráneo, el cuello y el ojo derecho. Cuatro estallidos destruyeron mi retina", Harara, recuerda lo sucedido en aquél mes de febrero cuando perdió la vista de un ojo. Herido poco después en un pulmón, pasó tres días en coma en un hospital. Volvió a la calle pese a todo. El pasado 19 de noviembre, una bala de goma le arrancó su segundo ojo. Un video subido a YouTube registró el momento en el cual un oficial es felicitado por sus colegas; "¡En el ojo! ¡Diste en el ojo! ¡Bravo!"
 Ahmed Harara sintetizó el coraje de todos los "héroes" de la plaza Tahrir en una frase: "Prefiero vivir ciego, pero con dignidad y la cabeza alta, antes que con la vista baja".
   En medio de una crisis emocional pese al tratamiento de sedantes, Norberto Prados, de 47 años, trataba de explicarse postrado en la cama del hospital de la habitación 702, consolado por el mayor de sus tres hijos. «No sé cómo ocurrió. Estaba sentado en la vía del tren y de repente cargaron. Yo huí y cuando estaba en el andén recibí un fuerte golpe en el ojo. Por lo brutal del impacto debió de ser una pelota de goma, pero no podría asegurarlo».
   Cierra los ojos por un momento y trata de convertirte en Ahmed o en Norberto. Uno ciego, el otro tuerto por defender la DIGNIDAD...