sábado, 28 de enero de 2012

Baroja, Hemingway, Delibes… y los 5,2 millones de parados


-           Pues venía a verle a usted.
-           ¿A mí?
-           Sí, señor.
-           ¿Qué te pasa?
-           Que me he quedado parado.
-           ¿Cómo parado?
-           Sin trabajo..."
Mala Hierba/Pío Baroja

   "Expresemos nuestra envidia por el hombre con empleo permanente y ninguna preocupación sobre el futuro". La frase pertenece al poeta Ezra Pound y está recogida en su Antología. La precariedad convive con el hombre y a veces le persigue con saña, lo que hacer interrogarse a unos personajes de Las olas, novela de Virginia Wolf:
-       “¿Cuánto habrán ganado hoy?
-        Lo justo para pagar el alquiler, para la luz y para la comida, y para vestir a los hijos. Sí, pero lo justo...”

   Tener o no tener empleo es la cuestión vital que se plantea ahora mismo en España. Esta incertidumbre, preñada de angustia, no es nueva. "Sabíamos muy bien que nuestro empleo dependía de un hilo, que no teníamos ningún tipo de seguridad en nuestros puestos, y que cualquier queja que nos hiciese impopulares ante la vieja nos causaría un inmediato remplazo por cualquier otro estudiante de facultad, de esos que andan siempre necesitados de dinero..." confesaba acobardado un personaje de Bryce Echenique en sus Cuentos Completos. Los tiempos ya no están para permitirse elegir el puesto de trabajo que más nos agrade como pretendía el narrador Saul Bellow en Un futuro padre. “Buscaba un empleo apropiado. Era hermosa, culta y aristocrática en su actitud, y no iba a ponerse de dependienta en una tienda de tres al cuarto”.
   La frustración está presente en las narraciones de los grandes escritores. “Tú también eres rara. Temblabas cada vez que tenía un trabajo, temblabas por que lo conservase. Lo podía ver en tu cara. Me recomendabas que tuviera paciencia. Y ahora me animas a irme”, escribía Henry Roth en Llámalo sueño. Sobrevivir es muy difícil ahora y lo era entonces. “En una época en que otros conseguían puestos cómodos, yo pasaba de un empleo miserable a otro, sin ganar nunca lo suficiente para subsistir”, confiesa Henry Miller en Trópico de Capricornio. Un escritor que padeció hambre ya reflejaba en los tiempos duros de hace setenta años una situación de la que no hemos escarmentado. Cualquier desempleado se siente retratado aquí: “¡Dios sabe –pensé- si todo esto me servirá para buscar una colocación! Estas múltiples repulsas, estas vagas promesas, estos “no” secos, estas esperanzas tan pronto nacidas como desvanecidas, estas nuevas tentativas que a cada instante se convertían en nada, habían consumido mi animosidad”. Hambre, de Knut Hamsun, diseña magistralmente la indefensión del que carece de empleo.

   Peor aún que el infierno de no tener trabajo es cuando el parado se cree perseguido por una mano negra que no le deja salir a flote, como revela en Beatus Ille, Antonio Muñoz Molina: “porque a ver cómo puedo yo levantar cabeza y darte un porvenir si la mala suerte me ha perseguido desde antes de nacer”. La desesperación hace surgir escritores anónimos  que llenan buzones con un dramático S.O.S. y pegan carteles en demanda de empleo en las farolas. Señora responsable busca trabajo por horas o jornada completa para limpieza y plancha, también cuida de  niños y ancianos, teléfono 6677…”. Pero el drama, como sucede en España, está en toda la familia y cada uno lo vive de una forma particular y brutal si es un niño:  “yo quería ser un chico alegre porque era Navidad, pero sabía que no iba a estar alegre. Mi padre no tenía trabajo.” Cuento de Navidad/Frank McCourt.
   Hay escritores que reflejan como la explotación infantil campa a sus anchas (antes y ahora, aunque está penada, cada vez con más descaro). “Pues ahí tienen que el hijito de mi compadre se había muerto porque a los once años lo habían metido a trabajar a las entintadoras, y el pobre no duró ni un año, metido ahí tragando tanta pelusa. Ahí me lo encontré metido en una caja, con su camisa blanca y sin calzones, todo chupado el inocente”. Es el sobrecogedor testimonio de La Región más transparente/Carlos Fuentes. Más explotación infantil, habitual en los años treinta: Los muchachos solían empezar a los doce años, pero ahora cuando tienen catorce; trabajan ocho horas diarias en tres turnos y están encargados de separar las piedras del carbón, que pasa por delante de ellos en una paila alargada y movediza; el grupo de muchachos, sentados uno al lado del otro, se precipita a quitar los pedruscos a medida que va pasando el carbón. Llevan sus gorras encasquetadas y usan mono azul, sus rostros son tan negros como sus ropas y el blanco de sus ojos brilla. W.S Maughan/ Cuadernos de Escritor. Otro apunte del mismo autor y del mismo libro: Dan ha estado sin trabajo varios meses. Se siente miserable y humillado, pero su hermano Bert, que trabaja, lo escarnece. Le echa en cara que lo mantiene. Para sacarle provecho le hace hacer algún trabajo. Dan está tan desesperado que quisiera terminar con su existencia y es necesaria toda la fuerza de persuasión de su madre para hacerle esperar a que las cosas cambien.

   Alguien que va a perder el puesto de trabajo es capaz de cualquier cosa. Al menos así lo veía Javier Marías (El País, 12/07/2001). “La gente está muy sumisa y bastante adocenada, trabaja demasiado y sobre todo teme excesivamente por su precario trabajo, tan fácil y tan barato es hoy el despido, tan aterrorizados viven los empleados, que hacen horas extras sin osar pedir retribución por ellas, que a menudo delatan o conspiran contra sus compañeros por miedo a que sean éstos quienes los delaten o conspiren antes.” A veces, un buen enchufe te vuelve a abrir las puertas del mercado laboral, aquí y en Japón. “Fue así como un banquero, a quien me había presentado mi tío, me ofreció un empleo”.  Kenzaburo Oéf/ Agüí, el monstruo del cielo. Y de nuevo la envidia hacia el que trabaja, en lo que sea, corroe al que le niegan el pan y la sal. “De la noche a la mañana, el cartero se convirtió en un personaje envidiado porque no podía perder su empleo y hasta tenía vacaciones pagadas”. Arthur Miller/ Al correr de los años.       
    Incluso los hay que tienen trabajo y no están satisfechos.
-       Tienes juventud, confianza y un trabajo- dijo el camarero de más edad-. Lo tienes todo.
-       Y a ti, ¿qué te falta?
-       Todo menos el trabajo.
-       Tienes todo lo que yo tengo.
-       No. Nunca tuve confianza y no soy joven.
Un lugar limpio y bien iluminado/ Ernest Hemingway.
   La cotidiana lucha por la supervivencia fue reflejada por Luis Cernuda/La visita de Dios (Antología poética). “Y mordiendo mis puños con tristeza impotente aún cuento mentalmente mis monedas escasas, porque un trozo de pan aquí y unos vestidos suponen un esfuerzo mayor para lograrlos que el de los viejos héroes cuando vencían monstruos, rompiendo encantos con su lanza”.
   No querer entender, que uno pueda quedarse en paro de la noche a la mañana.Todavía hay quien se pregunta ¿qué es un parado?

martes, 17 de enero de 2012

La recomendación

   Las recomendaciones estaban a la orden del día y necesitaba trabajar en lo que fuera. Tragándome el orgullo, una mañana me dirigí a visitar al hermano de un pez gordo en su consulta.  
Entré en un portal sobrio y señorial, aunque escasamente iluminado. Miré las placas del buzón hasta dar con su nombre. Abrí la cancela del enrejado ascensor. Me iba observando en un espejo, después de un ligero temblor el ascensor paró bruscamente en la planta. Me encontré ante una puerta color cerezo. Una placa dorada lo anunciaba. Era un cirujano eminente, con gran prestigio, pero el poder y la influencia lo tenía su hermano, dos años menor que él, y con el que creo llevaba tiempo sin hablarse. Después de hacerme esperar un rato en la antesala una enfermera me anunció. El doctor, alto y delgado me recibió con frialdad. Por su expresión deduje que había dejado algo más importante que hacer.
- Joven, sólo tengo cinco minutos. ¿Qué desea? Sea breve y conciso, inquirió en tono displicente:
   Le alargué una carta escrita por mi madre al tiempo que le anunciaba de que familia procedía y los lazos de vecindad que nos unían a su hermano, entonces ministro de Información y Turismo. Pasé a explicarle que había empezado a estudiar periodismo y que buscaba un empleo. Dejó la carta sobre la mesa y me auscultó con gravedad.
-       De periodista, ¿verdad?- me interpeló en tono irónico.
-       Si fuera posible.
   Se rascó la coronilla como si pensara. Con paso rápido fue hasta su mesa, abrió un cajón y extrajo de él una libreta azul y un bic. Me los entregó al tiempo que me decía:
-       Coja esto y salga a la calle. Es todo lo que puedo darle. Así es como trabaja un periodista.
   La audiencia no duró ni cinco minutos. Su brusquedad me dejó desconcertado. Mi orgullo estaba por los suelos, de la dignidad no me quedaban ni los restos. Este hombre tan frío, soberbio y antipático tiene toda la razón, reconocí agriamente mientras bajaba avergonzado las escaleras. Unos minutos después me alegré de no ser un recomendado. Y menos con las referencias que llevaba. Saldría adelante. Con o sin enchufe del hermano del ministro. http://youtu.be/yvNZGRdDJa4 

martes, 10 de enero de 2012

Vamos a crear empleo


¿A qué juegan sindicalistas y empresarios? Este país no está para bromas. No parecen entenderlo así los agentes sociales. De nuevo vuelven a escenificar sus desacuerdos y de paso a ‘lavarse las manos’ y dejar su inacción (no hacer nada por los parados o buscadores de empleo) en manos del Gobierno.  El País vaticina:

   Sindicalistas y empresarios han perdido la sensibilidad, si es que alguna vez la han tenido, ante la marea humana que exige un puesto de trabajo. “Vamos a crear empleo”, debería ser su objetivo prioritario, aunque algunos acusen de traidores (a los sindicatos) o de explotadores (a los empresarios). No queda otra que unir esfuerzos para salir del pozo. En otros países lo han hecho, con éxito. ¿Qué se juegan si fracasan una vez más en este envite los agentes sociales? Uno llega a pensar que nada. Seguirán como están, enrocados en sus posiciones: tú imposibilitas el acuerdo y tú más. Entre tanto el país se desangra.

   Lamentablemente si no hay acuerdo, no habrá pactos en toda la legislatura. Y de nuevo seguiremos sacando los ojos al que no piensa de igual manera. Es el grave error de planteamiento que anida en toda negociación: si cedes claudicas. Pero esta vez no está este país para batallas (esas dejarlas para cuando haya bonanza económica) sino para sumar esfuerzos, arrumbando las banderas.

  Así explican la atmósfera negativa que se respira en El País:
   Pero el pesimismo cunde, tanto que ayer varios interlocutores y observadores cercanos de las negociaciones comparaban lo que está sucediendo estos días con lo que pasó el pasado mayo. Entonces las conversaciones para una reforma de la negociación colectiva descarrilaron a última hora, justo cuando el pacto parecía más cercano, por las exigencias in extremis de la CEOE.
  Y en Cinco Días piden responsabilidad a UGT y CC.OO.
Resulta inexplicable que en un país brutalmente sangrado por la pérdida de cinco millones de empleos, con una economía bajo mínimos y un durísimo proceso de ajuste fiscal por delante, las dos centrales sindicales sigan negándose a flexibilizar una legislación laboral que se ha convertido en una verdadera soga para empresas y trabajadores.
   Y Expansión concluye en su editorial:
   Después de tres años de negociaciones, patronal y sindicatos siguen siendo incapaces de alcanzar un consenso sobre la reforma que precisa el mercado laboral español para poner fin a la hemorragia de puestos de trabajo que sufre desde 2008, convirtiendo el diálogo social en un viaje hacia ninguna parte.
   Sindicalistas y empresarios deberían conocer los testimonios de la gente que lo pasa mal, de ciudadanos que no llegan a superar el día (la depresión los tiene enclaustrados). Lamentablemente están inmunizados. Una barrera de cifras y un muro de gráficas les impide ver la cruda realidad. Ellos no tienen nada que perder, los ciudadanos sí.
   Vamos a recordarles 10 llamadas desesperadas, recogidas por  la prensa española y sintetizadas aquí, para que los agentes sociales reflexionen a quien perjudican con sus posturas numantinas:
1.- "Estoy aquí porque perdí el trabajo hace un par de años", confiesa un paciente que asiste a un grupo de terapia en una unidad médica localizada en Cataluña. Este paciente está en tratamiento y no acaba de recuperarse. Y, según los especialistas que le atienden, tardará bastante en hacerlo. Su mujer, que padece fibromialgia, acaba de ser despedida. El futuro no puede ser más desalentador.
2.- "Ahora limpio pisos. Trabajo sí, pero me gustaba más ser peluquera. No me siento bien con lo que hago".
3.- Sólo de pasada Ana M. revela que en estos años ha tenido dos intentos de suicidio. “Tuve una temporada horrible. Me sentía impotente. No sabía quien era. Me encerraba en mi habitación a llorar porque me encontraba mejor llorando en casa que estando fuera. No quería salir, y al final fue el trabajo lo que me hizo superar aquella situación”.
4.- H. llegó a España en patera huyendo de la miseria. Cuando llevaba un año en nuestro país fue ingresado en un hospital aquejado de esquizofrenia. El mundo se le vino encima justo cuando tenía una oferta de trabajo que le ayudaría a resolver su residencia.
5.- La jornada de Antonio, un parado de larga duración, empieza temprano. Se ha vuelto insomne. En la cama cuenta las horas hasta que dan las seis. “Durante el primer año piensas que hay un cierto horizonte; en el segundo compruebas que la perspectiva se cierra, y en el tercero ya lo ves todo negro. Ahora los signos positivos ya no me producen alegría porque creo que he perdido la esperanza”.
6.- “En su casa, hoy sólo entran sus 200 euros, el sueldo de su madre como limpiadora y el subsidio por desempleo que desde hace seis meses cobra su padre. Pero este último ingreso va a reducirse en breve”.
7.- “M. aguarda a las puertas de un supermercado en un céntrico barrio de Madrid. Son las diez y media de la noche de un lunes. A su lado, dos de sus hijas y su cuñada. Rondando cerca de las puertas del súper esperan otras diez personas. A los cinco minutos, el guarda de seguridad de la tienda y una empleada sacan varios contenedores de basura. Se abalanzan sobre los cubos.
8.- Ernesto Martín, un jardinero y trabajador de la construcción de 49 años en el paro, es la típica víctima europea de la crisis. En invierno, se refugia en la sala de espera del servicio de urgencias de un hospital o en los vestíbulos de los cajeros electrónicos de los bancos. Afirma no recibir ayuda alguna de sus parientes, pese a tener siete hermanos y una hermana repartidos por un país de mayoría católica.
9.- "He cotizado casi treinta años y aquí me ve comiendo de lo que me den las monjas. Mi último trabajo fue encofrador, oficial de primera. Se hundió la empresa y todos a la puta calle".
10.- Mark, nigeriano de 35 años, ha pedido a sus padres que viven en Nigeria que le envíen dinero para sobrevivir mientras encuentra un empleo. 
(Todos estos testimonios fueron recogidos en los últimos años de La Vanguardia, El País, El Mundo…y entonces la situación no era tan dramática).
Es hora de sumar no de restar. 

domingo, 1 de enero de 2012

Renacer de las cenizas


   La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, ha justificado las medidas aprobadas por su Gobierno y ha afirmado que "nos han dejado un país en la ruina económica y social".  
   Así que tan sólo nos queda renacer como el Ave fénix. 
   A los que identifican ruina con Alemania hay que recordarles la reconstrucción de este país (tras la guerra) y lo que es más importante la reunificación (con la Alemania del Este). Ese escenario parece ser ahora el nuestro. Así que no queda otra que sumar esfuerzos para salir. Pero la egolatría de nuestros políticos de la doble RR nos vuelve a una larga frenada. Gobierno y oposición necesitan urgentemente un Manual de Buenas Prácticas que contemple no tirarse todo el día los trastos a la cabeza. Si dos fuerzas política tan antagónicas en Alemania consiguieron sumar esfuerzos (hubo ventajas y desventajas en la reunificación, pero no había otro camino) aquí debería ser más fácil.
   Valga este recordatorio:
   "Estamos  ante un matrimonio de conveniencia como el que vivieron los alemanes, única fórmula para que el país levante el ánimo. Al menos se ha recuperado la Confianza, aunque se empiece a minar la credibilidad con las promesas incumplidas (esa subida de impuestos negada y que estaba prevista en el área económica del partido popular). Y una promesa incumplida –la primera que apuntar a este 2012- es un mal principio.

"Como todos sabemos, tenemos por delante un difícil tramo del camino. Queremos recorrer juntos ese camino. Si nos mantenemos unidos y estamos dispuestos al sacrificio, tenemos todas las probabilidades de alcanzar juntos el triunfo. Las condiciones económicas de la República Federal son actualmente excelentes. Nunca habíamos estado mejor preparados para superar las tareas económicas de la Reunificación. A esto se suma la laboriosidad y capacidad de rendimiento de las personas de la anterior RDA. Con nuestro común esfuerzo y una política orientada hacia la economía social de mercado, en pocos años, Brandenburgo, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sajonia, SajoniaAnhalt y Turingia se habrán convertido en regiones florecientes. Estoy seguro de que, si no de la noche a la mañana sí en un plazo previsible, podremos solucionar los problemas económicos. Más importante, sinembargo, es el contacto y comprensión mutua."  H. Kohl.
Palabras del ex canciller, Helmut Kohl, en su alocución televisada en la víspera del Día de la Unidad Alemana, el dos de octubre de 1990.
 A partir la Reunificación, se iniciaron una serie de reformas cuya finalidad era, precisamente, lograr esos principios e incorporar al sistema de vida occidental a una gran parte de la población alemana, cuya mentalidad difería en mucho de la de los occidentales. En el plano económico se pretendió la transformación de una economía poco rentable a un sistema dotado de estructuras empresariales competitivas y una infraestructura moderna, capaces de competir en los mercados nacionales e internacionales.
 "Después del análisis de las consecuencias económicas y del mercado laboral, ¿se está produciendo una convergencia real? No cabe duda de que la incorporación al Estado de bienestar de 17 millones de alemanes es, sin duda, un gran avance. También las transferencias financieras han coadyuvado al restablecimiento y a la modernización de la actividad económica en la región", concluyen los analistas de la UCM.

   Alfredo Pérez Rubalcaba, portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, ha afirmado ante el ajuste del PP, “las medidas me parecen malas" y es "un camino que nos llevará a la depresión". 
   Rubalcaba habla para sus bases pero este país necesita sumar esfuerzos, ahora más que nunca. Si no le sirve el ejemplo de la reunificación, que sus asesores le documenten los pactos habidos entre republicanos y demócratas (enemigos antagónicos) en los Estados Unidos. Hay que empezar el año construyendo.