sábado, 26 de noviembre de 2016

Recuerdos sobre la Cuba de Fidel Castro

Año 1981. Llego a Cuba como turista en busca de documentos de mi padre,  nacido en la isla. Coincido con una de las celebraciones multitudinarias de Fidel Castro –discursos de más de cinco horas- como homenaje a la Revolución de los barbudos de Sierra Maestra. Por motivos de seguridad nos prohíben asistir a la convocatoria. Primera censura a la libertad de movimientos.

Recorremos la isla en un autobús del que nos bajan para fumigarlo por el dengue. La guía habla de los logros en centrales atómicas de su gobierno. Nos mostramos totalmente en desacuerdo con este proyecto.
En el lujoso hotel en que nos alojamos tienen prohibida la visita a los cubanos. Segunda censura a la libertad de movimientos. Nos resulta indignante. Tienen a las cubanas sentadas en un cajón dentro del ascensor un sinfín de horas para pulsar un botón y subir y bajar a los turistas. Explotación laboral.
Vemos recorrer las calles a los pioneros de la revolución, niños y adolescentes, con pañuelos al cuello. Nos aburre el adoctrinamiento sin más. El marxismo porque sí.

Las consignas matan toda revolución. El comandante Castro debió olvidarlo. (En la imagen a bordo del avión que le llevaba a visitar a Salvador Allende. Este sí, grande).

jueves, 20 de octubre de 2016

Cuando ‘Isidoro’ Felipe González tuvo que salir por piernas de Sarriko

En aquellos años setenta se decía que Sarriko, la facultad de Económicas y Empresariales del barrio de San Ignacio de Bilbao, era un vivero de etarras. Pero sobre todo se notaba la presencia del EMK (Movimiento Komunista de Euskadi). Una mañana se corrió la voz de que un político socialista –entonces el PSOE tenía la aureola de la clandestinidad- estaba en los pasillos de la facultad. 

Rodeado de un séquito y de sus guardaespaldas se presentó ‘Isidoro’, el compañero Felipe González para sus correligionarios. El joven político creía estar en territorio amigo. No debía estar avisado de lo que se le preparaba. 

No sé si fue espontáneo o estaba previsto lo que sucedió a continuación, dado que unos pocos activistas conocían con antelación su llegada. 

¡Kampora! (¡Fuera!) fue al principio un grito aislado dirigido contra su persona. Cuando Felipe González trató de hablar arreciaron los gritos ¡Kampora! ¡Kampora! mezclados con los ruegos apaciguadores de su gente: ¡Compañeros! Dejarle hablar. Pedimos libertad de expresión. 
‘Isidoro’ tuvo que salir por piernas de Sarriko. 

sábado, 17 de septiembre de 2016

Las abuelas de Lesbos no discriminan a los refugiados

La sabiduría de estas abuelas de Lesbos, la isla griega asociada al drama de los refugiados, es patente en esta imagen. La que parece más activa da el biberón a un bebe/refugiado ante la atenta mirada de sus compañeras. Estas mujeres que visten ropas sencillas deberían mandar en el mundo. Nos iría mejor, sin duda. 
 Como dice Wikipedia, una de las puertas de acceso al continente ha sido la isla de Lesbos, dada su proximidad con Turquía, desde donde han cruzado el Mar Egeo en lanchas y botes proporcionadas a menudo por traficantes, miles de  inmigrantes, muchos pereciendo en el trayecto. Distintas organizaciones humanitarias internacionales han denunciado el poco interés de los gobiernos por auxiliar a los inmigrantes, especialmente después de los acuerdos de deportación firmados entre Turquía y la Unión Europea.
Los prejuicios contra los inmigrantes deben ser desterrados. En Bélgica, la ciudad europea más blindada contra el terrorismo yihadista, se ha lanzado una guía para desmontar 10 prejuicios de los belgas, y por extensión de todos los europeos, contra los refugiados. “Estamos invadidos por inmigrantes”, es el primero de los 10 prejuicios que, según la Coordinadora de Iniciativas para Refugiados Extranjeros (CIRÉ), autora de la guía, más ha calado en la mente de los ciudadanos. Un informe patrocinado por la fundación Tent muestra que por cada euro invertido en refugiados, el país de acogida consigue dos al cabo de 5 años.